Esta puerta se abrió por primera vez en mayo de 1967 para celebrar con los vecinos el Día de la Cruz. Desde entonces, Nati y Miguel Ferrer, a quien todos conocen como Miguele, y ahora también su hijo Jaime son el alma de este rincón del Albaicín tan especial, en el que todavía se sirven a diario sus famosas migas con sardinas.
Dicen los propietarios que Los Mascarones es mucho más que un bar: “Un lugar de reunión con tertulias que se alargan hasta la tarde”. Por él han pasado una larga lista de artistas, escritores, políticos y actores que han quedado inmortalizados en las fotografías que decoran las paredes y que son un capítulo más de la historia del barrio.
La magia de este lugar proviene de la casa contigua, un edificio del XVI decorado con dos enormes mascarones en su fachada que, cuenta la leyenda, servían para ahuyentar los malos espíritus.
Con casi medio siglo de vida, Los Mascarones se ha convertido en una atracción más de estas calles recorridas por la historia que desembocan en el impresionante Mirador de San Nicolás de Granada.
Por eso este bar es un lugar por descubrir